Desde su elección como el primer Papa latinoamericano en
marzo de 2013, el Papa Francisco ha marcado un antes y un después en la
historia de la Iglesia Católica.
Nacido como Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires,
Argentina, este pontífice jesuita ha sido un incansable defensor de los pobres,
la justicia social y la paz.
Con un estilo sencillo y cercano, ha transformado el corazón
de la Iglesia, llevándola nuevamente a los márgenes, donde habitan los
olvidados del mundo.
Su pontificado de doce años (2013-2025) está profundamente
inspirado en el espíritu de San Francisco de Asís, de quien toma su nombre, y
se ha caracterizado por un llamado urgente a cuidar de la creación, construir
fraternidad universal y anunciar la alegría del Evangelio con una opción
preferencial por los más necesitados.
Uno de los pilares doctrinales y pastorales del Papa
Francisco ha sido la encíclica Evangelii Gaudium (2013), su primer gran
documento.
En ella, hace un llamado a una “nueva etapa evangelizadora”
marcada por la alegría, la misericordia y el compromiso misionero. Francisco
denuncia una economía de la exclusión, el consumismo y la indiferencia, e
invita a una Iglesia en salida, comprometida con los pobres y las periferias.
La Evangelii Gaudium promueve una pastoral
transformadora que renueve estructuras eclesiales al servicio de un mundo más
justo, donde el Evangelio sea semilla de liberación y reconciliación.
Con Laudato Si (2015), el Papa nos propone una
profunda conversión ecológica. Esta encíclica, cuyo subtítulo es “Sobre el
cuidado de la casa común”, interpela directamente a gobiernos, empresas y
ciudadanos a asumir una responsabilidad compartida en la protección del
planeta. Inspirado en San Francisco de Asís, Francisco denuncia el modelo
extractivista, el deterioro ambiental y la cultura del descarte. Plantea una
ecología integral que vincula el clamor de la tierra con el clamor de los
pobres, y hace un llamado a la solidaridad intergeneracional, al diálogo
científico y a una espiritualidad ecológica capaz de cambiar los estilos de
vida consumistas.
En Fratelli Tutti (2020), el Papa Francisco plantea
la fraternidad como fundamento para la paz global. En medio de una pandemia que
evidenció nuestras desigualdades, propone el amor fraterno como camino para
superar el individualismo, el racismo, los conflictos armados y la cultura del
descarte. Inspirado en San Francisco de Asís y en el Documento sobre la
Fraternidad Humana firmado en Abu Dabi junto al Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb, el
Papa aboga por una política con rostro humano, la justicia social, el diálogo
interreligioso y la inclusión. “Nadie se salva solo”, repite Francisco,
convocando a la humanidad a construir juntos un mundo donde todos tengan lugar,
especialmente los más vulnerables.
El impacto del Papa Francisco en el mundo ha sido profundo.
Ha sacudido las conciencias con gestos proféticos: lavando los pies de
migrantes y presos, visitando zonas de guerra y pobreza, alzando la voz contra
la corrupción, la trata de personas y la indiferencia global. Su magisterio ha
abierto caminos de diálogo entre religiones y culturas, y ha devuelto
credibilidad a la Iglesia como aliada de los pobres y constructora de paz.
En lo interno, ha promovido una Iglesia más sinodal,
inclusiva y misionera, donde todos los bautizados puedan participar activamente
en su renovación.
Ha reformado estructuras, enfrentado abusos y ha abierto
espacios a los laicos, especialmente a las mujeres, para que sean protagonistas
de la vida eclesial.
Entre sus numerosas enseñanzas, destacan frases como:
“La paz es artesanal: se construye todos los días con el
trabajo de nuestras manos, con la apertura del corazón y con el compromiso
constante”.
“No nos salvamos solos, o nos salvamos todos o no se salva nadie”;
“La verdadera paz no es sólo ausencia de guerra, sino el compromiso de una sociedad
más justa”.
Francisco nos recuerda que la paz no es un ideal lejano,
sino una tarea concreta que empieza con pequeños gestos cotidianos de cuidado,
diálogo, perdón y solidaridad. Cada persona, según él, está llamada a ser
artesana de paz en su entorno, en su familia, en su comunidad.
Desde la Asociación Civil Cátedra de la Paz y Derechos Humanos Mons. Oscar A. Romero junto a
Cultura de Paz de la Dirección General de Cultura de la Universidad de Los
Andes, elevamos nuestro reconocimiento, cariño y gratitud al Papa
Francisco, pastor de los pobres y sembrador de esperanza.
Su voz profética y su testimonio de vida nos inspiran a
continuar trabajando por la justicia, la dignidad humana, la defensa del
planeta y la construcción de una paz con rostro humano.
Honramos su legado como un faro luminoso en medio de las
sombras del mundo y nos comprometemos a seguir sus huellas con alegría,
compromiso y ternura.
¡Gracias, Papa Francisco, por
hacernos soñar con un mundo más fraterno, justo y en paz!
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