viernes, 18 de abril de 2025

MÉRIDA Y EL DÍA DEL PLANETA TIERRA: UNA CIUDAD DE PAZ COMPROMETIDA CON LA NATURALEZA

 

Cada 22 de abril, el mundo celebra el Día Internacional de la Madre Tierra, una fecha para reconocer que la Tierra es un ser vivo que nos sostiene y al que debemos cuidar.

No se trata solo de una conmemoración ambiental, sino de una llamada a la acción colectiva y a la conciencia sobre la forma en que nuestras decisiones afectan al planeta y, por ende, a la paz y al bienestar de todas las personas.

En este contexto, resulta fundamental relacionar esta fecha con los principios promovidos por la Red de Ciudades Internacionales de Paz, que propugna el compromiso de las comunidades locales con la construcción de una cultura de paz sostenible, inclusiva y arraigada en los valores de la justicia, la equidad y el respeto por la vida en todas sus formas.

Dentro de esos principios, el respeto y el cuidado del medio ambiente ocupa un lugar central, reconociendo que no puede haber paz duradera si destruimos el entorno natural que hace posible la vida.

Mérida: una ciudad con vocación ambiental y pacifista

La ciudad de Mérida, ubicada en los Andes venezolanos, ha sido reconocida como parte de la Red de Ciudades Internacionales de Paz por su historial de iniciativas educativas, sociales y ambientales orientadas a la construcción de una convivencia basada en el respeto, la solidaridad y el compromiso con la justicia social y ecológica.

Su vocación ambiental se manifiesta en múltiples dimensiones: la defensa del agua como bien común, la preservación de sus parques nacionales, el activismo contra los proyectos extractivos y el fomento de prácticas sostenibles en comunidades urbanas y rurales.

Mérida se distingue también por su riqueza en biodiversidad, sus paisajes montañosos, sus ríos y su gente organizada. Todo ello constituye un capital ecológico y cultural que la convierte en un lugar ideal para promover iniciativas en favor de la paz con la naturaleza.

El rol de la Universidad de Los Andes

La Universidad de Los Andes (ULA) ha jugado un papel protagónico en esta apuesta por el cuidado del planeta y la construcción de una cultura de paz.

Desde sus diferentes facultades, centros de investigación y cátedras libres, la ULA impulsa proyectos de educación ambiental, estudios sobre cambio climático, conservación de especies endémicas, agroecología, desarrollo sostenible y formación en valores ecológicos.

Destaca especialmente la labor de la Cátedra de la Paz y Derechos Humanos Mons. Oscar A. Romero, que ha articulado esfuerzos académicos y comunitarios para promover la paz con justicia ambiental, espiritualidad ecológica y acciones educativas en defensa del territorio.

En fechas como el Día del Planeta Tierra, la Universidad se convierte en un faro de reflexión, articulación de saberes y movilización estudiantil para el cuidado del entorno.

Las organizaciones no gubernamentales y el compromiso ciudadano

A la par de las instituciones educativas, en Mérida se desarrollan múltiples iniciativas lideradas por organizaciones no gubernamentales, redes comunitarias y movimientos sociales que desde hace años trabajan por la sostenibilidad y la justicia ecológica como Fe y Alegría, FUNDAREDES, Tapas de Mérida, Semillas del Futuro, CIULAMIDE, Azul Ambientalistas, Geografía  Viva, Escuela Campesina Agroecológica La Mucuy (ECAM), entre otras, han promovido desde campañas de reciclaje y talleres ambientales, hasta luchas por la protección de cuencas hidrográficas y reservas naturales.

Estos esfuerzos comunitarios, muchas veces invisibilizados por los medios tradicionales, son ejemplo vivo de que la paz también se construye desde lo local, con manos campesinas, juventudes organizadas, docentes comprometidas y comunidades empoderadas.

El Día del Planeta Tierra no debe quedarse en actos simbólicos o campañas esporádicas. Es un llamado a redefinir nuestras prioridades como sociedad, a cuidar lo que nos da vida y a fortalecer el vínculo entre justicia ambiental y justicia social.

Desde Mérida, como Ciudad Internacional de Paz, el desafío es seguir avanzando en una agenda común entre universidades, organizaciones sociales, comunidades y autoridades locales para que la preservación del planeta sea un eje transversal de todas las políticas públicas y proyectos comunitarios.

Construir una cultura de paz implica vivir en armonía con la naturaleza, escuchar los saberes ancestrales, reducir nuestras huellas ecológicas, acompañar a quienes defienden los territorios y fomentar la educación ambiental desde la infancia.

Este 22 de abril, Mérida reafirma su vocación de paz con la Tierra. Porque solo cuidando nuestra casa común podremos garantizar una vida digna para las presentes y futuras generaciones.

Un llamado a profundizar nuestro compromiso desde Mérida, Ciudad Internacional de Paz. CIBERPAZ/conIA

Mayor información: catedradelapaz@gmail.com

 


 

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