Cada 22 de abril, el mundo celebra el Día Internacional
de la Madre Tierra, una fecha para reconocer que la Tierra es un ser vivo
que nos sostiene y al que debemos cuidar.
No se trata solo de una conmemoración ambiental, sino de una
llamada a la acción colectiva y
a la conciencia sobre la forma en que nuestras decisiones afectan al planeta y,
por ende, a la paz y al bienestar de todas las personas.
En este contexto, resulta fundamental relacionar esta fecha
con los principios promovidos por la Red de Ciudades Internacionales de Paz,
que propugna el compromiso de las comunidades locales con la construcción de
una cultura de paz sostenible, inclusiva y arraigada en los valores de la
justicia, la equidad y el respeto por la vida en todas sus formas.
Dentro de esos principios, el respeto y el cuidado del medio
ambiente ocupa un lugar central, reconociendo que no puede haber paz duradera si destruimos el entorno natural que hace
posible la vida.
Mérida: una ciudad con vocación
ambiental y pacifista
La ciudad de Mérida, ubicada en los Andes venezolanos, ha
sido reconocida como parte de la Red de Ciudades Internacionales de Paz
por su historial de iniciativas educativas, sociales y ambientales orientadas a
la construcción de una convivencia basada en el respeto, la solidaridad y el
compromiso con la justicia social y ecológica.
Su vocación
ambiental se manifiesta en múltiples dimensiones: la defensa del agua
como bien común, la preservación de sus parques nacionales, el activismo contra
los proyectos extractivos y el fomento de prácticas sostenibles en comunidades
urbanas y rurales.
Mérida se distingue también por su riqueza en biodiversidad,
sus paisajes montañosos, sus ríos y su gente organizada. Todo ello constituye
un capital ecológico y cultural
que la convierte en un lugar ideal para promover iniciativas en favor de la paz
con la naturaleza.
El rol de la Universidad de Los
Andes
La Universidad de Los Andes (ULA) ha jugado un papel
protagónico en esta apuesta por el cuidado del planeta y la construcción de una
cultura de paz.
Desde sus diferentes facultades, centros de investigación y
cátedras libres, la ULA impulsa proyectos de educación ambiental, estudios
sobre cambio climático, conservación de especies endémicas, agroecología,
desarrollo sostenible y formación en valores ecológicos.
Destaca especialmente la labor de la Cátedra de la Paz y
Derechos Humanos Mons. Oscar A. Romero, que ha articulado esfuerzos
académicos y comunitarios para promover la paz con justicia ambiental,
espiritualidad ecológica y acciones educativas en defensa del territorio.
En fechas como el Día del Planeta Tierra, la Universidad se
convierte en un faro de reflexión, articulación de saberes y movilización
estudiantil para el cuidado del entorno.
Las organizaciones no
gubernamentales y el compromiso ciudadano
A la par de las instituciones educativas, en Mérida se
desarrollan múltiples iniciativas lideradas por organizaciones no gubernamentales, redes comunitarias y movimientos
sociales que desde hace años trabajan por la sostenibilidad y la justicia
ecológica como Fe y Alegría, FUNDAREDES, Tapas de Mérida, Semillas del Futuro, CIULAMIDE, Azul
Ambientalistas, Geografía Viva, Escuela
Campesina Agroecológica La Mucuy (ECAM), entre otras, han promovido
desde campañas de reciclaje y talleres ambientales, hasta luchas por la
protección de cuencas hidrográficas y reservas naturales.
Estos esfuerzos comunitarios, muchas veces invisibilizados
por los medios tradicionales, son ejemplo vivo de que la paz también se construye desde lo local, con manos campesinas,
juventudes organizadas, docentes comprometidas y comunidades empoderadas.
El Día del Planeta Tierra no debe quedarse en actos
simbólicos o campañas esporádicas. Es un llamado a redefinir nuestras prioridades como sociedad, a cuidar lo que nos
da vida y a fortalecer el vínculo entre justicia ambiental y justicia social.
Desde Mérida, como Ciudad Internacional de Paz, el desafío
es seguir avanzando en una agenda común
entre universidades, organizaciones sociales, comunidades y autoridades locales
para que la preservación del planeta sea un eje transversal de todas las
políticas públicas y proyectos comunitarios.
Construir una cultura de paz implica vivir en armonía con la naturaleza, escuchar los saberes
ancestrales, reducir nuestras huellas ecológicas, acompañar a quienes defienden
los territorios y fomentar la educación ambiental desde la infancia.
Este 22 de abril, Mérida reafirma su vocación de paz con la
Tierra. Porque solo cuidando nuestra casa común podremos garantizar una vida
digna para las presentes y futuras generaciones.
Un llamado a profundizar nuestro compromiso desde Mérida, Ciudad Internacional de Paz. CIBERPAZ/conIA
Mayor información: catedradelapaz@gmail.com
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