Cada 22 de abril celebramos el Día Internacional de la
Madre Tierra, una oportunidad global para reconocer que el planeta no es un
recurso inagotable, sino un hogar compartido que exige respeto, cuidado y
corresponsabilidad.
En medio de las múltiples crisis ambientales que vivimos
—cambio climático, pérdida de biodiversidad, contaminación y destrucción de
ecosistemas— este día nos llama no solo a reflexionar, sino también a actuar
con urgencia y esperanza.
En el año 2000, la Organización de las Naciones Unidas
adoptó el Manifiesto sobre la Cultura de Paz, donde uno de sus
principios fundamentales es “preservar el planeta Tierra”. Este
principio nos invita a transformar nuestras formas de vida, consumo y
producción, a fin de garantizar la sostenibilidad y la equidad
intergeneracional. Preservar el planeta no es solo un deber ambiental: es una
expresión concreta de la paz, entendida como la armonía entre los seres humanos
y su entorno natural.
Esta visión encuentra un poderoso eco en el lema de la
próxima COP16 en Cali, Colombia: “Paz con la Naturaleza”. Esta
consigna no es un simple eslogan, sino un llamado profundo a replantear nuestra
relación con la Tierra. La paz no puede construirse si seguimos destruyendo los
bosques, contaminando los ríos o excluyendo a las comunidades que protegen la
biodiversidad. “Paz con la Naturaleza” implica justicia ambiental, respeto a la
vida en todas sus formas y la construcción de modelos de desarrollo
sostenibles, inclusivos y solidarios.
A esta reflexión se suma la voz profética del Papa Francisco
en la encíclica Laudato Si’, donde nos recuerda que “todo está
conectado” y que la crisis ecológica es también una crisis social, espiritual y
moral. Francisco nos convoca a una conversión ecológica, que no se
limita a cambiar hábitos, sino a cambiar el corazón, para ver en la naturaleza
no un objeto de consumo, sino una hermana con quien compartimos la existencia.
¿Por qué es importante este día?
El Día del Planeta Tierra nos ofrece un espacio para
despertar conciencias, educar sobre los desafíos ambientales y movilizar a
comunidades, gobiernos y organizaciones hacia la acción climática y ecológica.
Es también una oportunidad para visibilizar las múltiples experiencias
comunitarias que, desde sus territorios, defienden los ecosistemas,
siembran alimentos de manera sustentable, protegen fuentes de agua, reciclan,
educan ambientalmente y promueven una vida más sencilla y en armonía con la
naturaleza.
Este día no se trata de culpas ni de discursos vacíos. Se
trata de reconocer lo que se está haciendo bien y multiplicarlo. Porque
sí, en medio de tantas noticias negativas, hay comunidades rurales que están
reforestando, jóvenes que limpian ríos, redes urbanas que promueven huertos
comunitarios, escuelas que enseñan a reducir y reutilizar, y movimientos
ciudadanos que impulsan políticas ambientales justas.
¿Qué podemos hacer?
Todos y todas podemos tomar acciones concretas para cuidar
el planeta. Aquí algunas propuestas sencillas pero significativas:
- Reducir el consumo de plásticos y optar por
materiales reutilizables.
- Apostar por una alimentación consciente, local
y con menos impacto ambiental.
- Usar el transporte público, caminar o compartir
vehículos cuando sea posible.
- Ahorrar energía y agua en casa y en el trabajo.
- Participar en actividades de reforestación,
reciclaje o educación ambiental.
- Apoyar y difundir las iniciativas comunitarias
y locales que cuidan el entorno.
- Incluir la dimensión ambiental en la educación,
la espiritualidad y las políticas públicas.
Una invitación a caminar juntos
Preservar el planeta Tierra es más que una urgencia
ecológica: es un imperativo ético y una expresión de amor por la vida. Este Día
del Planeta Tierra nos desafía a construir una Cultura de Paz donde el
respeto, la solidaridad y la responsabilidad sean los pilares de nuestra
relación con la naturaleza.
En este camino, las comunidades organizadas, las escuelas,
las iglesias, las universidades y los movimientos sociales tienen un papel
protagónico. Sigamos tejiendo redes, compartiendo saberes, cuidando la casa
común. Porque solo habrá paz verdadera si hay paz con la naturaleza.
Mayor información: preparatemerida@gmail.com
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