La historia reciente
de Venezuela en materia de participación ciudadana y defensa de los derechos
humanos no puede contarse sin destacar la figura del activista Elías Santana, quien desde la década de los ochenta
asumió un papel protagónico en la promoción de la organización vecinal, la educación ciudadana y el
fortalecimiento del tejido social desde las comunidades.
Su nombre y legado
están profundamente ligados a la Escuela de Vecinos,
espacio formativo que motivó con el objetivo de capacitar a ciudadanos y
ciudadanas para ejercer sus derechos, incidir en la vida pública y construir
ciudadanía desde lo local.
Elías Santana
comprendió, como pocos en su tiempo, que la transformación democrática del país
debía partir de las comunidades organizadas, conscientes y articuladas. En sus
inicios, sus talleres y encuentros se centraban en formar líderes vecinales con
herramientas para conocer y defender sus derechos, asumir responsabilidades
colectivas y exigir políticas públicas que respondieran a las verdaderas
necesidades del pueblo.
Esa labor pionera se
extendió con fuerza y coherencia en los años siguientes, consolidando redes de
participación en diferentes estados del país, especialmente en zonas populares,
donde su palabra y su ejemplo fueron faro de esperanza y movilización.
Su trabajo no se
limitó a la formación, también asumió con convicción el rol de defensor de los
derechos humanos y promotor de la corresponsabilidad entre ciudadanos y
autoridades.
En medios de
comunicación, asambleas vecinales, universidades y organizaciones sociales,
Elías siempre apostó por el diálogo, la organización
autónoma, la contraloría social y la construcción de una democracia participativa, auténtica y
solidaria. Su visión se adelantó a su tiempo y sentó las bases de muchas
experiencias ciudadanas que hoy siguen vivas, aún en medio de dificultades.
Su fallecimiento ha
dejado un hondo vacío en el movimiento vecinal
venezolano, pero
también ha despertado un profundo reconocimiento a su vida, ejemplo y obra.
Con su partida
física, diversas organizaciones del país han rendido homenaje a su memoria,
destacando no solo su trayectoria, sino también la huella humana y ética que
dejó en cada comunidad que acompañó.
Entre esas
organizaciones se encuentra la Cátedra de la Paz y Derechos
Humanos Mons. Oscar Arnulfo Romero, que desde sus inicios en
1987, tuvo la oportunidad de compartir y coincidir con Santana en diversas
actividades realizadas en Caracas y Mérida,
estableciendo desde entonces un lazo de afinidad y compromiso común por la paz,
la democracia y la defensa de la dignidad humana.
En particular, el
proceso emergente de Cultura de Paz en Mérida encontró en Elías un referente y
aliado que siempre valoró los esfuerzos formativos de base, orientados a una
ciudadanía consciente y activa.
Durante la misa en su
memoria celebrada el 7 de agosto de 2025 en la Iglesia Santiago Apóstol de La
Punta, en la Parroquia Osuna Rodríguez del municipio
Libertador, el politólogo Walter José Trejo Urquiola, coordinador general de la Cátedra de
la Paz, ofreció unas palabras emotivas en las que señaló:
"Elías Santana
fue mucho más que un activista: fue un sembrador incansable de ciudadanía, un
educador de conciencia colectiva, un enamorado de las comunidades. Nos enseñó
que sin organización no hay derechos, que sin participación no hay democracia,
y que sin esperanza no hay transformación posible. Hoy, su legado nos interpela
y nos inspira a continuar la ruta que él trazó, desde cada rincón del país, con
compromiso, humildad y perseverancia."
Trejo también destacó
que Santana creía firmemente en la paz como una
construcción social desde abajo, donde el protagonismo de las y
los ciudadanos es indispensable. Esa visión es coincidente con los principios
de la Cultura de Paz que la Cátedra de la Paz ha promovido en Mérida desde hace
más de tres décadas, y que hoy más que nunca necesita ser reivindicada ante los
desafíos actuales.
Elías Santana vive en
cada comunidad que se organiza, en cada joven que se forma para ejercer
liderazgo ético, en cada vecina o vecino que se atreve a alzar la voz por sus
derechos.
Su ausencia física se
convierte en presencia multiplicada en
miles de venezolanos y venezolanas que siguen creyendo que otro país es
posible, y que la clave está —como él decía— en "hacer que la gente
participe, y sepa por qué y para qué lo hace".
Desde la Cátedra de
la Paz y Derechos Humanos Mons. Oscar A. Romero, su memoria se honra continuando su ejemplo: educar, organizar y movilizar por
una Venezuela más justa, democrática y en paz.
Descansa en Paz,
amigo Elías Santana.
Mérida, 7 de agosto
2025.
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