miércoles, 30 de abril de 2008

CIUDAD EDUCADORA…una propuesta para los y las candidatas.

Ptgo Walter Trejo Urquiola (*)

“La ciudad será educadora cuando reconozca, ejercite y desarrolle, además de sus funciones tradicionales: económica, social, política y de prestación de servicios, una función educadora, cuando asuma la intencionalidad y responsabilidad cuyo objetivo sea la formación, promoción y desarrollo de todos sus habitantes”

Declaración de Barcelona, 1990.

Participar en la Cátedra de la Paz y Derechos Humanos “Mons. Oscar Arnulfo Romero” como Organización Comunitaria de Desarrollo Social adscrita a la Universidad de Los Andes, dedicada a generar propuestas para la promoción, la formación y la protección de la Cultura de Paz y Derechos Humanos de la Infancia y Adolescencia, con criterios de Desarrollo Local Sustentable en el estado Mérida mediante el trabajo con familias, instituciones, escuelas u otro actores sociales (Venezuela) me permite dar algunas ideas a los y las candidatos/as a ser el próximo alcalde o alcaldesa de la ciudad de Mérida.

Inicialmente, nos corresponde que el nuevo gobierno municipal gire su política gubernamental en ofrecernos una Ciudad Educadora, con calidad de su espacio urbano y de su oferta cultural y de servicios, y la necesidad de la adaptación, modernización y renovación hacia los próximos años de los principales valores democráticos y formas de vida bajo el enfoque de la Cultura de Paz y Derechos Humanos, así como de un trabajo por el rescate histórico de la ciudad, aunado a la especialización de la oferta de servicios culturales y turísticos con criterios de desarrollo sostenible y responsable.

Se debe armonizar el desarrollo de la ciudad de Mérida con la calidad de vida de sus habitantes y la conservación y protección de su naturaleza, es impostergable la aplicación del Plan de Desarrollo Local Urbano con el apoyo de la Universidad de Los Andes.

Dicho Plan de Desarrollo Local Urbano, debe hacerse con criterios de sostenibilidad, que asegure unos altos niveles de calidad tanto en los nuevos espacios como en la renovación de los ya consolidados. Es necesario delimitar las áreas a preservar dentro y fuera de la ciudad, impulsando nuevas políticas públicas de renovación y potencializando los valores del paisaje, integrando y mejorando la accesibilidad e interconexión de espacios permitiendo educar desde la biodiversidad que contamos.

Es necesario, la creación de instrumentos que posibiliten la implicación, participación y la adaptación de criterios consensuados de la ciudadanía en el marco de los Tratados Internacionales en materia de medioambiente, biodiversidad y energía, y de los agentes más calificados en el debate sobre el desarrollo y diseño de la ciudad en el siglo XXI, ello implica clarificar los objetivos o replantearse las políticas urbanísticas actuales de la ciudad, por ejemplo, la colocación de enormes vallas publicitarias que empobrece la mirada a la belleza natural que rodea a la ciudad.

Además, se deben suprimir barreras infraestructura y urbanas que impiden la buena integración de los espacios urbanos en la estructura de la ciudad e impulsar nuevas políticas de renovación y rehabilitación urbana desde los sectores populares, potenciando la capacidad de las propias comunidades a través de sus organizaciones y de nuevos centros de elementos naturales y urbanos insuficientemente aprovechados.

La problemática de la vivienda digna y la escasez de suelos disponibles refuerza la idea de favorecer en los próximos años, los desarrollos urbanos compactos, frente a alternativas de crecimiento más difusas o dispersa, que además dan la posibilidad de “crecer” de manera sostenible en otros ámbitos como transporte, relaciones sociales y ciudadanía. Esta visión debería conducir tanto las nuevas actuaciones como las que se realizan sobre áreas ya consolidadas. Es decir, saber crear ciudad sobre la ciudad ya existente.

Pero la sustentabilidad debería ir más allá de un uso eficiente de los recursos, y recuperar la ciudad como escenario, donde a fin de cuentas el ciudadano o la ciudadana, satisface sus necesidades básicas, establece sus relaciones sociales, trabaja, vive, educa a sus hijos, realiza la mayor parte de su ocio, entre otros. Es decir, se debe recuperar la cara más amable y humana de la ciudad, tal como se le ha caracterizado desde años atrás.

En este sentido, sin olvidar los aspectos anteriormente citados, habría que tener en cuenta dos ideas fundamentales: en primer lugar, el desarrollo de nuevas políticas de tráfico que equilibren los espacios urbanos a favor del ciudadano o ciudadana en su calidad de peatón frente al automóvil: y, segundo lugar, se debe prestar atención a la planificación, regulación, uso y conservación de los espacios públicos (vías, espacios libres, equipamiento, espacios verdes, señalización, etc), especialmente en las áreas tanto consolidadas como de futuro desarrollo, de manera que tenga un carácter integrador, con valor simbólico y referencial para los ciudadanos y las ciudadanas, que ayuden a crear ese escenario de ciudad educadora y humana, implantando nuevos centros que equilibren y complementen los ya existentes en la ciudad.

Es imprescindible recuperar la ciudad para los ciudadanos y las ciudadanas, se trata de ofrecer más espacios, pero además, lograr recuperar la fluidez del tránsito en la ciudad de Mérida, usando para ellos, las tecnologías de la información, necesarias para llevar a darle un rostro más humano a Mérida.

Es una Ciudad Educadora, la administración local debe avanzar significativamente en su proceso de modernización y renovación durante los próximos años, disfrutando asimismo de una buena situación económica y de capacidad y voluntad en la organización para asumir nuevos retos tendentes a satisfacer las demandas y necesidades actuales y futuras de los ciudadanos y las ciudadanas del Municipio Libertador del Estado Mérida y que tenga como fin el bienestar social.

Se impone entonces, modernizar y mejorar la organización social, desarrollando técnicas avanzadas de gestión, estructurar y adecuar sus recursos humanos y espacios físicos, organizar una mayor participación de los ciudadanos y las ciudadanas, implementar la utilización de las tecnologías de la información y comunicación (TICs) e impulsar el desarrollo de la administración virtual en la red, para lograr una mayor transparencia en la gestión de los bienes del Municipio.

Para eso se debe convocar “a una diversidad de académicos, analistas y políticos de distintas disciplinas y nacionalidades para debatir las soluciones a los desafíos que actualmente se encuentran en el acceso de los ciudadanos y ciudadanas al conocimiento, a la información pública y a la producción científica y tecnológica en la ciudad. Con la participación de todos y todas será una oportunidad para analizar los asuntos informacionales, participativos, políticos y económicos de mayor relevancia.

La importancia del acceso de los ciudadanos y las ciudadanas al conocimiento es de vital trascendencia, ya que no hay democracia sin participación, ni participación sin información y son las tecnologías de la información y las comunicaciones las que facilitan estas relaciones. En un modelo democrático moderno la participación de los ciudadanos y las ciudadanas no puede limitarse a simples consultas, ni a sondeos de opinión, sino que es preciso incluirlos en el proceso de toma de decisiones desplazándose del compromiso colectivo hacia formas más individuales de participación, fuera de las estructuras y mecanismos participativos.

Resulta imprescindible el acceso a la información multidisciplinar (empleo, vivienda, trabajo, investigación, ciencias, desarrollo, salud, ...), el acceso de bajo costo y ágil a las Tecnologías de la Información, y en concreto a Internet, que ha permitido canalizar múltiples esfuerzos por hacer realidad el cumplimiento de los derechos humanos relacionados con la libertad de opinión y expresión, o la libertad para investigar y recibir informaciones y opiniones, en especial el acceso a la información pública “ (Proyecto INFOCC,2008).

(*) Coordinador General Cátedra de la Paz y Derechos Humanos “Mons. Oscar A. Romero”

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