Cuando
se trata de beatificar o de canonizar a un hombre, es aquí donde se le examina:
su amor.
El
amor es la santidad y la medida de la santidad.
Si
un hombre sabe desprenderse de sí mismo y amar, es santo;
si
un hombre habla mucho de santidad pero no sabe amar, no es santo
Mons.
Romero (13 mayo 1979)
Como decíamos antes, para el pueblo sencillo y pobre, para las
organizaciones cristianas y para gran parte de la población, Mons. Romero ha
sido siempre un santo, ¿qué tipo de santidad descubrimos en él?:
Sin duda las CARACTERISTICAS TRADICIONALES de santidad:
- INTEGRIDAD y COHERENCIA DE VIDA, la cual está fuera de toda
discusión, si hubiera tenido alguna falla personal sus enemigos no hubieran
tardado en sacarla a luz para denigrarlo, pero, nunca lo hicieron porque nunca
le encontraron nada. Por otra parte, a la base de su vida, cristiana y
sacerdotal estaba, ante todo, una personalidad humilde, sencilla y madura,
porque como él mismo dijo “antes de ser
un cristiano tenemos que ser muy humanos” (3 diciembre 1978)
- HOMBRE DE ORACION: quienes estuvieron cerca de él testimonian
la constancia y la intensidad de su oración; él mismo lo testimonia en sus
homilías, era uno de sus temas preferidos: “quiero recomendar la necesidad de encontrar ese único necesario, la necesidad
de orar” (Homilía de 17
julio 1977). Pero, la de Mons. Romero
no es una oración alienante: “La Religión
no consiste en mucho rezar, la
Religión consiste en esa garantía de tener a mi Dios cerca de
mí; porque le hago el bien a mis hermanos. La garantía de mi oración, no es el
mucho decir palabras, la garantía de mi plegaria está muy fácil de conocer:
¿cómo me porto con el pobre?, porque allí está Dios (5 Febrero 1978).
- DEVOTO DE LA SANTISIMA VIRGEN. Mons.
Romero nació el 15 de agosto, conmemoración de la Asunción de María, podemos
decir que desde allí llevaba la impronta mariana en su espíritu. Pero, también,
lo hacía con madurez: “María, tanto para
ustedes pueblo de Dios, es una laica; María no es sacerdote ni religiosa; María
es una esposa, María es una madre de familia, María es una mujer seglar. Allí
estuviera sentada en las bancas de la Catedral como una de estas mujeres que me
escuchan y yo no la distinguiría. Pero su corazón lleno de este carisma
profético absorbía las palabras del gran profeta, Jesucristo su hijo” (15
junio 1979). Su teología mariana es una visión historizada de María: María se hace salvadoreña y encarna a Cristo
en la historia de El Salvador, y María se hace del apellido de ustedes y de mi
apellido para encarnar la historia de su familia, de mi familia en la vida
eterna del Evangelio. María se identifica en la vida eterna del Evangelio.
María se identifica con cada uno de nosotros para encarnar a Cristo en nuestra
propia vida individual. Dichosos si de veras en eso hacemos consistir la
devoción a la Virgen. Por
eso el Concilio avisó a los predicadores que se cuidaran mucho de fomentar la
falsa idea de la devoción a la
Virgen que lamentablemente nos ha separado de los
protestantes, porque algunos católicos han llegado a hacer de la Virgen una idolatría, una
mariolatría. Pero la verdadera doctrina es que María no es un ídolo. El único
salvador es Dios Jesucristo, pero María es el instrumento humano, la Hija de Adán, la Hija de Israel, encarnación
de un pueblo, hermana de nuestra raza, pero que por su santidad fue capaz de
encarnar en la historia la vida divina de Dios. Entonces, el verdadero homenaje
que un cristiano puede tributar a la
Virgen es hacer como Ella el esfuerzo de encarnar la vida de
Dios en las vicisitudes de nuestra historia transitoria (24 diciembre 1978).
- FIEL A LA IGLESIA, AL PAPADO Y AL MAGISTERIO. De formación
tradicional, estos eran puntos fuertes en la personalidad de Mons. Romero y,
por eso, su lema al asumir el Arzobispado fue: “Sentir con la Iglesia” y, en
los últimos años, a pesar de las dificultades que tuvo con otros obispos, de la
incomprensión del Papa y de la Curia Vaticana, se mantuvo fiel a sus principios
de obediencia absoluta a la institución: “Hermanos, la gloria más grande de un pastor es vivir en comunión con el
Papa. Para mí, es el secreto de la verdad y de la eficacia de mi predicación
estar en comunión con el Papa. Y cuando encuentro en su magisterio pensamientos
y gestos parecidos a los que necesita nuestra Iglesia, me lleno de alegría” (2 marzo 1980). “Le doy gracias a Dios que toda mi vida sacerdotal
la ha querido caracterizar por una solidaridad y fidelidad al Santo Padre, al
representante de Cristo. Mis ojos están fijos en él, jamás pienso en
traicionarlo” (25 marzo 1979).
- POBREZA Y AUSTERIDAD EN SU VIDA: al inicio de su episcopado
algunas familias pudientes quisieron regalarle una vivienda en un barrio de
clase alta, sin embargo, él rechazó aquella propuesta y se fue a vivir a la
sacristía del Hospital para cancerosos la Divina Providencia, sus razones las
fue exponiendo en las homilías: “Cristo es la riqueza absoluta del hombre. Por ganar a Cristo hay que
perderlo todo” (18 noviembre
1977), “Gracias a Dios, no adoramos la
riqueza ni nos hace falta; cuando lo tenemos todo en el único Dios que ha
creado las cosas de la tierra, nos sentimos infinitamente más desarrollados y
ricos que los que creen consistir las riquezas en el oro y en las cosas de la
tierra” (4 septiembre 1979),”La pobreza evangélica une la
actitud de la apertura confiada en Dios con una vida sencilla, sobria y austera
que aparta la tentación de la codicia y el orgullo” (Puebla 1149. 11 noviembre 1979).
Fuente: SICSAL 2015
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