Este pasado 24 de Marzo, se conmemoró nuevamente un año más
del cruel asesinato del Mons. Oscar Arnulfo Romero por las manos asesinas del
gobierno dictatorial de El Salvador de los años ochenta.
Según el libro Monseñor Romero: Mártir de la Iglesia Popular
(1981) nos muestra el Mons. Romero como pastor, profeta y mártir; que nació en
El Salvador en el año 1917. Llego a ser arzobispo de San Salvador; luego que fue
ordenado sacerdote directamente en Roma.
Todas las reseñas de Mons. Romero lo señalan que fue un
hombre sincero, de una fe inquebrantable en el Dios de la vida en medio de una
historia de dolor y de muerte que cubría todo El Salvador.
Para la Universidad de Los Andes, toda la vida del Mons.
Romero ha sido una inspiración por lo cual, el Consejo Universitario el 17 de
Octubre de 1987 crea en su seno, la Cátedra de la Paz Mons. Oscar Arnulfo
Romero para que su obra y pensamiento inspirara con acciones a la comunidad
universitaria y en general, a luchar por los menos favorecidos, los excluidos y
resaltara la lucha por la Paz y los Derechos Humanos, entre otros.
Para Walter Trejo Urquiola, actual coordinador general de la
Cátedra de la Paz Mons. Romero de la Universidad de Los Andes, nos comenta su
vivencia con la vida y pensamiento de Mons. Romero: “cuando era adolescente
participaba en el grupo juvenil ANCLA; siempre nos mostraban a Mons. Romero
como un profeta y mártir de América Latina que debíamos que seguir entre otros
personajes. Luego, al ingresar a la Cátedra de la Paz me inspiraba poder
trabajar bajo el ideal del Mons. Romero; estar en El Salvador en los veinte
años de su martirio, ver al pueblo salvadoreño tan entregado a la obra y
pensamiento de Mons. Romero me conmovió mucho y me marcó para toda la vida, ver
que un hombre de Dios entregado con humildad a las causas de los Derechos
Humanos haya sido asumido por su pueblo como su Santo antes que el papado lo
haya decretado pero sobretodo, que la gente de Salvador lo tenga presente en
cada día y lo recuerde con pasión y amor.”
La muerte de San Romero de América consagro para siempre su
vida y lo ha convirtió en un ideal, en una buena noticia y en un ejemplo a
seguir para todo el mundo ayer, hoy y mañana. San Romero de América será
siempre el símbolo de América Latina, será la esperanza para un mundo nuevo de
solidaridad, paz, esperanza, justicia y fraternidad.
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